Usted me quiere, claro
y se le nota
pero advierta usted también
cuanto la quiero.
Con cierta premeditación
y cautela me fui agrandando
en su vida
–y usted en la mía–,
hasta llegar a esta necesidad
de estarnos cerca
y de soñar
–como hacen los enamorados–,
que usted me quiere, claro
y yo la quiero.
Leunam.
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