¿Un amor que se va? ¡Cuántos se han ido!
Otro amor llegará más duradero
y menos doloroso que el olvido.
El alma es como el pájaro señero
que roto el nido en el ruinoso alero,
bajo otro alero reconstruye el nido.
Puede el último amor ser el primero.
Mientras más torturado y abatido,
el corazón del hombre es más sincero.
Tras de cada nublado hay un lucero,
y por ruda tormenta sacudido,
florece hasta morir el limonero.
¿Un amor que se va? ¡Cuántos se han ido!
¡Puede el último amor ser el primero!
No te alejes del piano todavía.
Alada brote del marfil del piano,
bajo el lirio fragante de tu mano,
la tierna y amorosa melodía.
Ese adagio tristísimo y arcano
dulcifica mi espíritu doliente,
como si presintiera por mi frente
la inefable caricia de tu mano.
Si dispuso el dolor con golpe fiero
llenar de sombra la existencia mía,
ya se levanta luminoso el día
y florece otra vez el limonero.
No te alejes del piano todavía...
¡Puede el último amor ser el primero!...
Andrés Mata
Venezuela (1870 – 1931)
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