Quiéreme, aunque sea de verdad,
quiéreme, y permíteme el exceso,
quiéreme, si es posible, sin piedad,
quiéreme, antes del último beso.
Quiéreme, haz que se incinere el mar,
quiéreme, como el vendaval que pasa,
por el resto de una brasa
dentro de un glaciar.
Quiéreme, sin el mínimo pudor,
quiéreme, con la insidia de la fiera,
quiéreme, hasta el último temblor,
quiéreme, como quien ya nada espera.
Quiéreme, aunque no sepas fingir,
quiéreme, que de todas mis flaquezas
sacaré la fortaleza
para revivir.
Sabes bien
que jamás te lo he pedido
ni jamás te hice un reproche...
por lo que esta vez te pido,
ya que no es cosa de dos,
que tú seas quien me quiera
como nunca me has querido
esta noche del adiós...
Quiéreme, ahora que llegó el final,
quiéreme, sin mas puntos suspensivos,
quiéreme, aunque venga el bien del mal,
quiéreme, como si estuviera vivo.
Quiéreme, que no entiendo qué hago aquí,
quiéreme, si no quieres que esté muerto,
porque todo es un desierto
fuera de ti.
Quiéreme, que ya empieza a anochecer,
quiéreme, aunque sólo sea un instante,
quiéreme, y hazlo como otra mujer,
quiéreme, como si fuera otro amante.
Quiéreme, que mañana ya murió,
quiéreme, como si el mundo acabara,
como si nadie te amara
tanto como yo...
Sabes bien...
Luis Eduardo Aute
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