Hoy es todo distinto:
me sirven los zapatos,
hay café recién hecho,
el espejo me adora
y la luz en la calle
me recuerda que vivo.
Ya está bien de tristezas;
de llorarle a la luna
una noche tras otra,
de empaparme la almohada
y dormir con tropiezos.
Ya está bien de gastar
el tiempo en maquillaje,
de mirar las ojeras
y agachar la cabeza.
Hoy pondré mi sonrisa
sobre todo el vestido,
pintaré de esperanza
los labios y los besos,
y andaré con tacones.
No habrá piedra ni bache
que me amargue el camino;
ni senderos prohibidos,
porque no lo merezco.
No te pongas en medio:
Hoy me asiste la fuerza
y me siento capaz
de aplastar tus serpientes.
Laura Caro
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